sábado, 13 de octubre de 2012

En deuda. Unha historia alternativa da economía

Extracto del libro 'En deuda. Una historia alternativa de la economía', del antropólogo David Graeber, publicado en España por la editorial Ariel:


"Hace dos años, por una serie de extraordinarias coincidencias, asistí a una fiesta en el jardín de la Abadía de Westminster. Me sentía un poco incómodo. No es que los demás invitados no fueran agradables y amistosos, ni que el padre Graeme, organizador del acontecimiento, no fuera un anfitrión encantador y amable. Pero me encontraba fuera de lugar. En cierto momento el padre Graeme intervino para decirme que había alguien, cerca de una fuente cercana, a quien me gustaría conocer. Resultó ser una joven esbelta e inteligente que, según me explicó, era abogada, «pero del tipo activista. Trabaja para una fundación que proporciona apoyo legal para los grupos que luchan contra la pobreza en Londres. Creo que tendrán ustedes mucho de qué hablar». 

Y conversamos. Me habló de su trabajo. Le conté que durante años había estado implicado en el movimiento global por la justicia social («movimiento antiglobalización», como estaba de moda llamarlo en los medios de comunicación). Ella sentía curiosidad. Por supuesto, había leído mucho acerca de Seattle, Génova, los gases lacrimógenos y las batallas callejeras, pero... bueno, ¿habíamos conseguido algo con todo eso? 
«En realidad», repliqué, «es asombroso todo lo que conseguimos en aquellos dos primeros años».

 «¿Por ejemplo?» 

«Bueno, por ejemplo casi conseguimos destruir el FMI.» Resultó que ella desconocía lo que era el FMI, de modo que le expliqué que el Fondo Monetario Internacional actuaba básicamente como el ejecutor de la deuda mundial: «Se puede decir que es el equivalente, en las altas finanzas, a los tipos que vienen a romperte las dos piernas». 

Me lancé a ofrecerle un contexto histórico, explicándole cómo, durante la crisis del petróleo de los 70, los países de la OPEP acabaron colocando una parte tan grande de sus recién descubiertas ganancias en los bancos occidentales que éstos no sabían en qué invertir el dinero; de cómo, por tanto, Citibank y Chase comenzaron a enviar agentes por todo el mundo para convencer a dictadores y políticos del Tercer Mundo de acceder a préstamos (en aquella época lo llamaban go-go banking); cómo estos préstamos comenzaron a tipos de interés extraordinariamente bajos sólo para dispararse casi inmediatamente a tipos de más del 20 por ciento por las estrictas políticas de EE.UU. a principios de los 80; cómo esto llevó, durante los años 80 y 90, a la gran deuda de los países del Tercer Mundo; cómo apareció entonces el FMI para insistir en que, a fin de obtener refinanciación de la deuda, los países pobres deberían abandonar las subvenciones a los alimentos básicos, o incluso sus políticas de mantener reservas de alimentos; así como la sanidad y la educación gratuitas; y cómo todo esto había llevado al colapso y abandono de algunas de las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables del planeta. Hablé de pobreza, del saqueo de los recursos públicos, del colapso de las sociedades, de violencia y desnutrición endémicas, de falta de esperanzas y de vidas rotas. 

«Pero ¿cuál era tu posición?», preguntó la abogada. «¿Acerca del FMI? Queríamos abolirlo.» 

«No, acerca de la deuda del Tercer Mundo.» 

«También la queríamos abolir. La exigencia inmediata era que el FMI dejara de imponer políticas de ajuste estructural, que eran las que causaban el daño inmediato, pero resultó que lo conseguimos sorprendentemente rápido. El objetivo a largo plazo era la condonación. Algo al estilo del Jubileo bíblico.* Por lo que a nosotros concernía, treinta años de dinero fluyendo de los países más pobres a los ricos era más que suficiente.» 

«Pero», objetó ella, como si fuera lo más evidente del mundo, «¡habían pedido prestado el dinero! Uno debe pagar sus deudas». Fue entonces cuando me di cuenta de que ésta iba a ser una conversación muy diferente de la que había imaginado al principio. 

¿Por dónde comenzar? Podría haber comenzado explicando que estos préstamos los habían tomado dictadores no elegidos que habían puesto la mayor parte del dinero en sus bancos suizos, y pedirle que contemplara la injusticia que suponía insistir en que los préstamos se pagaran no por el dictador, o incluso sus compinches, sino directamente sacando la comida de las bocas de niños hambrientos. O que me dijera cuántos de esos países ya habían devuelto dos o tres veces la cantidad que les habían prestado, pero que por ese milagro de los intereses compuestos no habían conseguido siquiera reducir significativamente su deuda. Podría también decirle que había una diferencia entre refinanciar préstamos y exigir, para tal refinanciación, que los países tengan que seguir ciertas reglas del más ortodoxo mercado diseñadas en Zúrich o en Washington por personas que los ciudadanos de aquellos países no habían escogido ni lo harían nunca, y que era deshonesto pedir que los países adopten un sistema democrático para impedir que, salga quien salga elegido, tenga control sobre la política económica de su país. O que las políticas impuestas por el FMI no funcionaban. Pero había un problema aún más básico: la asunción de que las deudas se han de pagar.

 En realidad, lo más notorio de la frase «uno ha de pagar sus deudas» es que, incluso de acuerdo a la teoría económica estándar, es mentira. Se supone que quien presta acepta un cierto grado de riesgo. Si todos los préstamos, incluso los más estúpidos, se tuvieran que cobrar (por ejemplo, si no hubiera leyes de bancarrota) los resultados serían desastrosos. ¿Por qué razón deberían abstenerse los prestamistas de hacer un préstamo estúpido? 

«Bueno, sé que eso parece de sentido común, pero lo curioso es que, en términos económicos, no es así como se supone que funcionan los préstamos. Se supone que las instituciones financieras son maneras de redirigir recursos hacia inversiones provechosas. Si un banco siempre tuviera garantizada la devolución de su dinero más intereses, sin importar lo que hiciera, el sistema no funcionaría. 

Imagina que yo entrara en la sucursal más próxima del Royal Bank of Scotland y les dijera: "Sabéis, me han dado un buen soplo para las carreras. ¿Creéis que me podríais prestar un par de millones de libras?". Evidentemente se reirían de mí. Pero eso es porque saben que si mi caballo no gana no tendrían manera de recuperar su dinero. Pero imagina que hubiera alguna ley que les garantizara recuperar su dinero sin importar qué pasara, incluso si ello significara, no sé, vender a mi hija como esclava o mis órganos para trasplantes. Bueno, en tal caso, ¿por qué no? ¿Para qué molestarse en esperar que aparezca alguien con un plan viable para fundar una lavandería o algo similar? Básicamente ésa es la situación que creó el FMI a escala mundial... y es la razón de que todos esos bancos estuvieran deseosos de prestar miles de millones de dólares a esos criminales, en primer lugar.» 

No llegué mucho más lejos porque en ese momento apareció un banquero borracho que, tras darse cuenta de que hablábamos de dinero, comenzó a contar chistes acerca de riesgo moral, que de alguna manera no tardaron en convertirse en una historia larga y no especialmente interesante acerca una de sus conquistas sexuales. Me alejé del grupo. 

Sin embargo, la frase siguió resonando en mi cabeza durante varios días. 

«Uno debe pagar sus deudas.»

La razón por la que es tan poderosa es que no se trata de una declaración económica: es una declaración moral. Al fin y al cabo, ¿no trata la moral, esencialmente, de pagar las propias deudas? Dar a la gente lo que le toca. Aceptar las propias responsabilidades. Cumplir con las obligaciones con respecto a los demás como esperaríamos que los demás las cumplieran hacia nosotros. ¿Qué mejor ejemplo de eludir las propias responsabilidades que renegar de una promesa, o rehusar pagar una deuda? 

Me di cuenta de que era esa aparente evidencia la que la hacía tan insidiosa. Era el tipo de frase que hacía parecer blandas y poco importantes cosas terribles. Puede sonar fuerte, pero es difícil no albergar sentimientos intensos hacia asuntos como éstos cuando uno ha comprobado sus efectos secundarios. Y yo lo había hecho. Durante casi dos años viví en las tierras altas de Madagascar. Poco antes de que yo llegara había habido un brote de malaria. Se trataba de un estallido especialmente virulento, porque muchos años atrás la malaria se había erradicado de las tierras altas de Madagascar, de modo que, tras un par de generaciones, la gente había perdido su inmunidad.  

El problema era que costaba dinero mantener el programa de erradicación del mosquito, pues exigía pruebas periódicas para comprobar que el mosquito no comenzaba a reproducirse de nuevo, así como campañas de fumigación si se descubría que lo hacía. No mucho dinero, pero debido a los programas de austeridad impuestos por el FMI, el gobierno había tenido que recortar el programa de monitorización. Murieron diez mil personas. Me encontré con madres llorando por la muerte de sus hijos. Uno puede pensar que es difícil argumentar que la pérdida de diez mil vidas humanas está realmente justificada para asegurarse de que Citibank no tuviera pérdidas por un préstamo irresponsable que, de todas maneras, ni siquiera era importante en su balance final. Pero he aquí a una mujer perfectamente decente, una mujer que trabajaba en una fundación caritativa, nada menos, que pensaba que era evidente. Al fin y al cabo, debían el dinero, y uno ha de pagar sus deudas. 

***

Durante las semanas siguientes la frase seguía acudiendo a mi pensamiento. ¿Por qué la deuda? ¿Qué hace que este concepto sea tan extraordinariamente poderoso? La deuda de los consumidores es la sangre de nuestra economía. Todos los estados-nación modernos están construidos sobre la base del gasto deficitario. La deuda se ha erigido en tema central de la política internacional. Pero nadie parece saber exactamente qué es ni qué pensar de ella. 

El mismo hecho de que no sepamos qué es la deuda, la propia flexibilidad del concepto, es la base de su poder. Si algo enseña la historia, es que no hay mejor manera de justificar relaciones basadas en la violencia, para hacerlas parecer éticas, que darles un nuevo marco en el lenguaje de la deuda, sobre todo porque inmediatamente hace parecer que es la víctima la que ha hecho algo mal. Los mafiosos comprenden perfectamente esto. También los comandantes de los ejércitos invasores. Durante miles de años los violentos han sabido convencer a sus víctimas de que les deben algo. Como mínimo, que «les deben sus vidas», una frase hecha, por no haberlos matado. 

Hoy en día, por ejemplo, la agresión militar está tipificada como crimen contra la humanidad, y los tribunales internacionales, cuando se los convoca, suelen exigir a los agresores el pago de una compensación. Alemania tuvo que pagar enormes indemnizaciones tras la Primera Guerra Mundial, e Irak aún está pagando a Kuwait por la invasión militar de Sadam Hussein en 1990. Sin embargo, la deuda del Tercer Mundo, la de países como Madagascar, Bolivia y Filipinas, parece funcionar de manera exactamente opuesta. Los países deudores del Tercer Mundo son casi exclusivamente naciones que en algún momento fueron atacadas y conquistadas por las potencias europeas, a menudo las potencias a las que deben el dinero.
En 1895, por ejemplo, Francia invadió Madagascar, depuso el gobierno de la entonces reina Ranavalona III y declaró el país colonia francesa. Una de las primeras cosas que hizo el general Gallieni tras la «pacificación», como les gustaba llamarla, fue imponer pesados impuestos a la población malgache, en parte para poder pagar los gastos generados por haber sido invadidos, pero también, dado que las colonias tenían que ser autosuficientes, para sufragar los costes de la construcción de vías férreas, carreteras, puentes, plantaciones y demás infraestructuras que el régimen francés deseaba construir. A los contribuyentes malgaches nunca se les preguntó si querían aquellas vías férreas, carreteras, puentes, y plantaciones, ni se les permitió opinar acerca de cómo y dónde se construían. 

Al contrario: durante el siguiente medio siglo, la policía y el ejército francés masacraron a un buen número de malgaches que se opusieron con demasiada fuerza al acuerdo (más de medio millón, según algunos informes, durante una revuelta en 1947). Madagascar nunca ha causado un daño comparable a Francia. Pese a ello, desde el principio se dijo a los malgaches que debían dinero a Francia, y hasta hoy en día se mantiene a los malgaches en deuda con Francia, y el resto del mundo acepta este acuerdo como algo justo. Cuando la «comunidad internacional» percibe algún problema moral es cuando el gobierno de Madagascar se muestra lento en el pago de sus deudas. 

Pero la deuda no es sólo la justicia del vencedor; puede ser también una manera de castigar a ganadores que no se suponía que debieran ganar. El ejemplo más espectacular de esto es la historia de la República de Haití, el primer país pobre al que se colocó en un estado de esclavitud mediante deuda. Haití era una nación fundada por antiguos esclavos de plantaciones que cometieron la temeridad no sólo de rebelarse, entre grandes declaraciones de derechos y libertades individuales, sino también de derrotar a los ejércitos que Napoleón envió para devolverlos a la esclavitud. 

Francia clamó de inmediato que la nueva república le debía 150 millones de francos en daños por las plantaciones expropiadas, así como los gastos de las fallidas expediciones militares, y todas las demás naciones, incluido Estados Unidos, acordaron imponer un embargo al país hasta que pagase la deuda. La suma era deliberadamente imposible (equivalente a unos 18.000 millones de dólares actuales) y el posterior embargo consiguió que el nombre de Haití se convirtiera en sinónimo de deuda, pobreza y miseria humana desde entonces.




* [Nota del traductor]: En la tradición hebrea, cada cincuenta años se celebraba el Jubileo, un año de celebraciones religiosas en el que todas las deudas quedaban automáticamente saldadas. Esto modificaba radicalmente toda compra, puesto que se entendía que ninguna adquisición era para siempre, sino que quedaba cancelada en el siguiente Jubileo.

http://www.eldiario.es/economia/crisis-deuda-graeber-historia_0_52494919.html

lunes, 5 de marzo de 2012

A casta, do público ó privado

Felipe González: conselleiro de Gas Natural, asesor do Consello Social de Farmaindustria, patronal dos laboratorios, e asesor do mexicano Carlos Slim, a maior fortuna mundial.

José Mª Aznar: asesor externo de Endesa para Latinoamérica, conselleiro do grupo de medios do magnate Rupert Murdoch, News Corporation, conselleiro de Doheny Global Group, ex-conselleiro do fondo de inversión Centaurus Capital, asesor de Barrick Gold Corporation, a maior compañía do mundo na extracción de ouro.

Pedro Solbes: asesor e conselleiro de Barclays e conselleiro de Enel, tras facilitar a Enel o control de Endesa.

Rodrigo Rato: ex-director xerente do F.M.I., ex-director xeral sénior da Banca de Inversión estadounidense Lazard, ex-Conselleiro Asesor Internacional do Banco Santander, e agora presidente de CajaMadrid/Bankia.

Narcís Serra: presidente de Caixa Catalunya, conselleiro de Gas Natural Fenosa.

Ana Palacio: ex-vicepresidenta do Banco Mundial, e actual vicepresidenta de Areva, o xigante da enerxía nuclear francés.

Eduardo Zaplana: delegado de Telefónica para Europa, tras ter aceptado EREs de decenas de miles de traballadores en Telefónica como Ministro de Traballo.

Pío Cabanillas: Director de comunicación do grupo Acciona e Director Xeral Corporativo de Endesa.

Actualización marzo 2012:

Elena Salgado: recén proposta como asesora de Chilectra, filial chilena de... Endesa, como non.

Luis de Guindos: Ex director de Lehman Brothers para España e Portugal, ex conselleiro de Banco Mare Nostrum, e o terceiro conselleiro mellor pagado en Endesa durante o 2011 (368.413€).


Lista ampliada

domingo, 29 de enero de 2012

Cómo suecos y noruegos acabaron con el poder del 1%

Cómo suecos y noruegos acabaron con el poder del 1% (los superricos), por George Lakey.

Una marcha en Ådalen, Suecia en 1931

Mientras que muchos de nosotros luchamos para que el movimiento Occupy tenga un impacto duradero, es fundamental conocer el ejemplo de países donde las masas consiguieron un alto grado de democracia y justicia, sin violencia. Suecia y Noruega, por ejemplo, experimentaron un fuerte cambio en el poder durante los años 30, después de una prolongada lucha no violenta. "Echaron" al 1% que ponía las reglas en la sociedad y crearon las bases de algo diferente.

Ambos países tienen una historia de pobreza terribles. Cuando el 1% mandaba, cientos de miles de personas tuvieron que emigrar para no morir de hambre. Bajo el liderazgo de la clase obrera, sin embargo, ambos países construyeron economías sólidas y exitosas, generalizaron la educación universitaria gratuita, eliminaron los barrios marginales, pusieron una excelente atención médica a disposición de todos, como una cuestión de derecho, y crearon un sistema de pleno empleo. A diferencia de los noruegos, los suecos no encontraron petróleo, pero eso no les impidió la construcción de una sociedad, a la que en el último nº de "CIA World Factbook" se refieren como "de un nivel de vida envidiable".

Ningún país es una utopía, como bien saben los lectores de los libros de novela negra del inspector Kurt Wallender (fabulosos, por cierto, M.M.), los de Stieg Larsson o los de Jo Nesbro. Críticos de izquierdas como tales autores, tratan de impulsar todavía más, a Suecia y Noruega, en la dirección de sociedades más plenamente justas.

Cuando llegué a Noruega por primera vez, en 1959, como estudiante activista estadounidense que aprendió algo de su lengua y su cultura, los logros sociales que encontré me sorprendieron. Recuerdo, por ejemplo, andar en bicicleta durante horas a través de una pequeña ciudad industrial, buscando en vano una vivienda por debajo del nivel standard. Al principio, resistiéndome a las evidencias, lo atribuí a que se trata de un "país pequeño", homogéneo", con "un consenso de valores". Finalmente renuncié a imponerme marcos sobre estos países y aprendí la verdadera razón: su propia historia.

Aprendí que los suecos y los noruegos pagaron un alto precio por su actual nivel de vida, mediante la lucha no violenta. Hubo un tiempo en el que los trabajadores escandinavos no tenían esperanza de que las elecciones pudieran cambiar las cosas. Se dieron cuenta de que mientras el 1% siguiese en el poder, la "democracia" electoral establecida jugaba en su contra. Así que no había otra forma de cambiar las estructuras del poder que la acción directa no violenta.

En ambos países, las tropas fueron llamadas a defender al 1%, y muchas personas murieron. El galardonado cineasta sueco Bo Widerberg contó la historia de Suecia vívidamente en Ådalen 31, que representa a los huelguistas asesinados en 1931 y las chispas de una huelga general en todo el país. (Puede leerse más sobre este caso en una entrada de Max Rennebohm en la Base de Datos Global de Acción No Violenta).

A los noruegos les costó mucho organizar un movimiento popular de cohesión porque su escasa población de tres millones se extendía a lo largo de un territorio del tamaño de Gran Bretaña. La gente estaba separada por montañas y fiordos, y hablaban dialectos regionales en valles aislados. En el siglo XIX, Noruega era gobernada por Dinamarca y Suecia, y se les consideraba "el país de los palurdos". No fue sino hasta 1905 que Noruega finalmente consiguió su independencia.

Cuando los trabajadores formaron sindicatos a principios del S. XX, por lo general se hicieron marxistas y organizaron la revolución. Celebraron el derrocamiento del zar en Rusia, y el Partido Laborista Noruego se unió a la Internacional Comunista, organizada por Lenin. Los Laboristas, sin embargo, no se quedaron mucho tiempo. Una forma en que la mayoría de los noruegos se separó de la estrategia leninista estaba en el papel de la violencia: los noruegos querían ganar su revolución a través de la lucha colectiva no violenta, mediante el establecimiento de cooperativas y elecciones democráticas.

Las huelgas de los años 20 se hicieron más intensas. La ciudad de Hammerfest formó una comuna en 1921, dirigida por consejos de trabajadores, y el ejército intervino para aplastarla. Los trabajadores se dispusieron a una huelga general a nivel nacional. Los empresarios, respaldados por el Estado, rechazaron la huelga, pero los trabajadores estallaron de nuevo en lo que se conoció como “la huelga de los herreros” de 1923-1924.

La clase dominante noruega (el 1%) decidió no confiar simplemente en el ejército, y en 1926 se formó un movimiento social llamado la Liga Patriótica, reclutado principalmente de la clase media. Por la década de 1930, la Liga incluía alrededor de 100.000 personas para la protección armada de los rompehuelgas, ¡en un país de sólo 3 millones!

El Partido Laborista, mientras tanto, abrió su afilizción a cualquier persona, estuviera o no en un sindicato, y tanto marxistas como reformistas de clase media, así como muchos granjeros y pequeños propietarios se unieron al Partido laborista. Sus líderes entendieron que en una lucha prolongada, se necesitaba la constante difusión y organización de una campaña no violenta. En medio de una creciente polarización, los trabajadores Noruegos pusieron en marcha una nueva ola de huelgas y boicots en 1928.

La depresión tocó fondo en 1931. Había más paro allí que en cualquier otro país nórdico. A diferencia de los EE.UU., el movimiento sindical noruego mantuvo afiliados a los que se quedaron sin trabajo, a pesar de que no podía pagar las cuotas. Esta decisión dio sus frutos en movilizaciones masivas. Cuando la federación de empresarios bloqueó a los empleados fuera de las fábricas para tratar de forzar una reducción de los salarios, los trabajadores se defendieron con manifestaciones masivas.

Muchas personas se encontraron con que sus hipotecas estaban en peligro (¿os suena familiar?). La depresión continuó, y los agricultores no pudieron seguir el ritmo de pago de sus deudas. Como la turbulencia afectó al sector rural, la multitud se congregaba de forma no violenta para evitar el desalojo de las familias de sus granjas (¿os suena?, M.M.). El Partido Agrario, que incluía a los grandes agricultores, y que había sido aliado del Partido Conservador, comenzó a distanciarse del 1%, y algunos pudieron ver que el dominio de unos pocos sobre el resto se tambaleaba.

En 1935 (pensad en lo que estaba pasando en España, M.M.), Noruega estuvo a punto. El gobierno conservador estaba perdiendo legitimidad día a día, el 1% se desesperaba cada vez más, al ver que la militancia crecía entre los trabajadores y agricultores. Los más radicales pensaban que una completa destrucción podría llegar en apenas un par de años. Sin embargo, la miseria de los pobres se hacía más urgente cada día, y el Partido Laborista sentía la presión creciente de sus miembros para aliviar su sufrimiento, lo que podría hacer sólo si se hacía cargo del gobierno en un acuerdo de compromiso con el otro lado.

Así lo hizo. En un acuerdo que permitía a los propietarios reservarse el derecho a poseer y administrar sus empresas (renunciando al comunismo, M.M), los laboristas tomaron las riendas del gobierno en 1935, en coalición con el Partido Agrario. Expandieron la economía y pusieron en marcha toda una serie de proyectos de obras públicas para alcanzar una política de pleno empleo, que se convirtió en la piedra angular de la política económica de Noruega. El éxito de los laboristas y la militancia permanente de los trabajadores permitió avances constantes en contra de los privilegios del 1%, hasta el punto de que el “interés público” (no sé bien cómo traducir esto) tomó una participación mayoritaria en todas las grandes empresas (Hay una entrada sobre esto en la Base de Datos Global de Acción No Violenta).

El 1% perdió así su poder histórico de dominio sobre la economía y la sociedad. No fue hasta tres décadas más tarde, que los conservadores pudieron volver al gobierno (en coalición), pero por entonces ya aceptaba las nuevas reglas del juego, incluyendo un alto grado de propiedad pública de los medios de producción, una fiscalidad muy progresiva, una fuerte regulación de las empresas para el bien público y la virtual abolición de la pobreza. Cuando los conservadores finalmente se acercaron a políticas neoliberales, la economía generó una burbuja y se dirigió hacia el desastre (¿os suena familiar?).

Los laboristas intervinieron, se apoderaron de los tres bancos más grandes, despidieron a los altos directivos, dejaron a los accionistas sin un centavo y se negaron a sacar de apuros a cualquiera de los bancos más pequeños (yo no sabía que los noruegos hubieran hecho esto, M.M.). El bien purgado y sólido sector financiero Noruego, cuidadosamente regulado, y con buena parte de propiedad pública, no se tambaleó en la crisis de 2008, como en otros países.

Aunque puede que los noruegos no te lo cuenten la primera vez que te encuentras con ellos, el hecho es que el alto grado de libertad y prosperidad de toda su sociedad se inició cuando los trabajadores y los agricultores, junto con sus aliados de clase media, llevaron a cabo una lucha no violenta que dio poder a la gente gobernar para el bien común.



George Lakey es profesor visitante en el Swarthmore College y cuáquero. Ha dirigido 1500 workshops en los cinco continentes, y dirigido proyectos activistas a nivel local, nacional e internacional. Entre otros muchos libros y artículos, es autor de "Strategizing for a Living Resolution" en el libro de David Solnit ("Globalize Liberation") (Publicado por City Lights, 2004). Su primer arresto fue en una sentada por los derechos civiles y el más reciente fue con el equipo Earth Quaker Action Team, mientras protestaban por la eliminación de minas de carbón a cielo abierto.


Traducción por Manuel Mendoza
Original: https://www.commondreams.org/view/2012/01/26-3

domingo, 27 de noviembre de 2011

"A actual situación de crise que estamos a sufrir", por acampadatui (artigo do nº cero de "A Desalambrar")

A actual situación de crise que estamos a sufrir, e as medidas que se están a tomar para tentar resolvela, son causa da aplicación dunha política económica que se está levando a cabo dende fai máis de 30 anos. Estamos recollendo o que levamos anos sementando cos nosos votos.

Cando, nos anos 80, acadan o poder partidos políticos de inspiración neoliberal (Margaret Thatcher en Reino Unido e Ronald Reagan nos Estados Unidos) comezan a xurdir diversas reformas económicas destinadas a modificar as regras do xogo. Deste xeito elimínanse normas financeiras (permitindo novas prácticas máis especulativas e arriscadas), deixa de regularse o mercado de traballo  e privatízanse empresas públicas, entre outros cambios.

A esta nova tendencia político - económica denomínase neoliberalismo.
O neoliberalismo é unha política económica que pretende reducir ao mínimo a intervención estatal en materia económica e social, baixo a defensa do libre mercado capitalista como mellor garantía do equilibrio institucional e o crecemento económico dun país.
O neoliberalismo propón que se deixe nas mans de empresas particulares actividades que antes realizaba o Estado.

Podemos dicir que a política macroeconómica neoliberal baséase nestes catro aspectos fundamentais:

1. Políticas fiscais restritivas, é dicir, aumento dos impostos sobre o consumo e redución dos impostos sobre a produción e a renda, e  diminución do gasto público, como exemplo.
2. Liberalización dos mercados, tanto para o comercio como para as inversións, mediante a falta de regulamento dos prezos e a libre circulación de capitais. Por iso temos no supermercado mazás da China máis baratas cás nacionais.
3. Privatizacións de empresas públicas, considera a teoría neoliberal que os axentes privados tenden a ser máis produtivos e eficientes cós públicos (como exemplo irónico pode servir a actual situación da banca privada, que ten que ser rescatada pola banca pública). Débese permitir ao sector privado que xere a riqueza.
4. Desregulación, considérase polos neoliberais que moitas regras frean a actividade económica e que unha redución a un mínimo necesario propicia un maior dinamismo dos axentes económicos. Con isto permítese que as empresas teñan parte da súa produción noutros países, e por iso temos na China nenos cosendo balóns.

As regras neoliberais vanse introducindo en España nos anos 80, co goberno de Felipe González, marcando o comezo dunha serie de privatizacións que foi aumentando nos anos 90 e especialmente no 96, baixo o goberno do ultraliberal José María Aznar. SEAT foi privatizada no ano 86, Telefónica entre os anos 87 e 96, Endesa no período 88 – 95, Repsol durante os anos 89 e 96, Argentaria do 93 ó 96… A liberalización e a non regulación  dos mercados tamén é patente a partir dos anos 80,   coas reformas laborais dos anos 1984 (xurde a temporalidade laboral), 1994 (nace o contrato basura), 1997 (pasamos dos 45 aos 33 días de indemnización por ano traballado), 2010 (máis facilidades para xustificar un ERE, pasamos dos 33 aos 22 días de indemnización por ano traballado) e a liberalización do sector aéreo (1993), do da telefonía (96), do mercado eléctrico (1997), do sistema ferroviario (2003)…como exemplo de políticas de carácter neoliberal aplicadas no Estado español dende os anos 80.
Zapatero recolleu a batuta do neoliberalismo, demostrándoo cando votou a favor da reelección do neoliberal Durao Barroso coma presidente da CE, e confirmándoo nestes últimos anos mediante a implantación de medidas neoliberais, como o límite de endebedamento imposto pola Constitución, o abaratamento do despido até os 22 días por ano e carácter retroactivo, votando en contra da aplicación da dación en pago (entregar a vivenda ao banco e saldar a débeda), defendendo a toda costa as axudas sen límite para os bancos,  estando a favor na maior parte das medidas que se votan no parlamento europeo (xunto co PP), e que rexen as economías neoliberais europeas…etc.

O neoliberalismo tende ao autoritarismo pola súa razón de ser, e estamos a comprobalo coa ditadura que os mercados exercen sobre os Estados. En España, o poder financeiro afianza o bipartidismo PP-PSOE (cada vez máis corrupto), mediante o control exercido sobre os medios de información, reducindo ao mínimo a vontade política cidadá, modificando o significado da democracia e pondo ao seu servizo a unha serie de políticos profesionais que teñen coma principal fin lucrarse a si mesmos e aos seus amos.

Procúrase por tódolos medios, e repítese até a saciedade, que hai que salvar o sistema. O sistema que destinou centos de miles de millóns de euros públicos para rescatar ao sistema financeiro privado. O sistema que obriga a reducir o gasto a costa dos cidadáns e non das grandes empresas, mediante o comezo da destrución da sanidade pública (como exemplo Cataluña), da educación (como exemplo Madrid), da redución do dereito dos traballadores (nova lei do despido)…O sistema que vive pendente das axencias de cualificación (privadas) e dos “mercados” (as grandes empresas). O sistema que até agora conseguiu xerar 5 millóns de parados, cunha porcentaxe do 40% de paro entre os máis novos. O sistema que non fai nada polos 150.000 desafiuzados que levamos até o de agora. O sistema que non ofrece un futuro mellor para case ninguén.O sistema que só mira para si, mentres en Somalia a xente morre de fame.
O día 20 de Novembro tes a oportunidade de continuar reafirmando este sistema no poder.


viernes, 18 de noviembre de 2011

Presentación da publicación "A desalambrar"

A toda présa e cun pouco de retraso, onte saiu ás rúas de Tui o número cero da publicación "A Desalambrar", fundada por diversos compañeiros de AcampadaTui.
Queda dispoñible en formato PDF aquí (9MB).

“A desalambrar” aparece co desexo de ser un estilo diferente de informar. Esta nova publicación trata de acercarse a unha parte da realidade que, por todos coñecida, case sempre resulta de difícil acceso.
A política e os cidadáns teñen, na nosa sociedade, unha relación unidireccional. A saber, os cidadáns conceden o poder, bendita democracia, e os políticos dedícanse a xestionar as cousas de palacio. Ata a seguinte campaña electoral, dos políticos só sabemos polos gabinetes de comunicación e as rodas de prensa pactadas.
Así as cousas, resulta que o domingo 20 de Novembro é un deses momentos nos que o pobo vai elixir ao capitán da nave. Todos somos conscientes da gravísima crise económica que estamos a vivir. O 20N, polo tanto, non vai ser un presidente máis o que elixirán os cidadáns. Seguramente, son as eleccións mais importantes da democracia española.

Desde o respecto absoluto por tódalas opcións democráticas e co convencemento total de que só as decisións do pobo lexitiman a un goberno, “A desalambrar” chama a un exercicio serio e esixente do poder democrático que recae sobre a cidadanía. Votar é un dereito irrenunciable, pero tamén é un compromiso moral co resto dos cidadáns. O compromiso, hoxe, é identificar e sacar do poder aos dirixentes que nos levaron á depresión económica. Non esquezamos que teñen pensado continuar na mesma liña.
Desde os anos 80, en España o poder está controlado polos dous partidos maioritarios. Sendo diferentes, teñen en común, sorprendentemente, a política económica. O modelo económico español, ladrillo+crédito+servizos, implantouse co presidente González, foi perfeccionado polo presidente Aznar e culminado polo presidente Rodríguez Zapatero. Aconteceu o mesmo en Grecia, Portugal, Irlanda, Italia...e os que veñen atrás.

As cousas, cando van mal, tenden a ir peor. É necesario invertir a dinámica para evitar unha degradación maior das nosas comunidades. Todos vemos os síntomas dese deterioro e os partidos maioritarios están a aplicar políticas que amplificarán eses problemas.

O 20N, os españois non só elixirán un parlamento, tamén decidirán en que tipo de estado van a vivir no futuro. E cando se trata de enfrontar situacións difíciles que afectan a grupos, a experiencia e o sentido común mostran que canta máis xente e sensibilidades diferentes participen na resolución dos problemas máis fácil é atopar solucións.
“A desalambrar” denuncia a desmantelación do estado de benestar que está a ocorrer nestes momentos coa escusa da crise económica. A crise que estamos a sufrir é de orixe privada pois a débeda pertence aos bancos, ás grandes empresas do sector inmobiliario e aos particulares hipotecados. E os grandes partidos, aqueles que receben o apoio maioritario, ofrecen como única saída o rescate do gran capital (nacionalización das débedas) a conta dos impostos dos traballadores e as pequenas empresas.

No 20N, a cidadanía enfróntase a un exame de conciencia. Despois de 30 anos de democracia e unha devastadora crise social e económica, chega o momento de escoller en que tipo de mundo queremos vivir. Podemos seguir na liña actual de capitalismo financeiro especulativo onde o goberno está controlado polas elites económicas ou, recuperando o espírito da creación da Unión Europea, apostar por unha política plural que represente os intereses de todos os cidadáns.
O 20N, que o voto sexa digno dos esforzos e sacrificios que as persoas realizamos a diario para sacar a diante as nosas vidas. Bendita democracia.

viernes, 14 de octubre de 2011

Este sábado 15O: movilización mundial por un cambio global en Tui

http://map.15october.net/reports/view/389

O movemento de indignados e indignadas rebélase e esténdese polo mundo porque tomamos conciencia do común das agresións que recibimos. Xa se sumaron máis de 350 cidades en 45 países. NON ESTAMOS SÓS NOS NOSOS PROBLEMAS.

Este sistema leva ao planeta ao desastre ecolóxico, mantén millóns de seres humanos na miseria, e provoca crises cíclicas. Nesta mostran a súa verdadeira cara. Uns poucos se queren repartir o de todos e todas. Non só o noso diñeiro, senón tamén os nosos dereitos e o noso patrimonio público, acumulado grazas ao esforzo de xeracións.

Para que non tomemos conciencia disto, necesitan unha democracia raquítica, que sexa dócil ao poder económico, principalmente o financeiro. Necesitan do engano. O primeiro grande engano hoxe é convencernos de que se nos impoñen sacrificios é porque son necesarios. É FALSO.

Porque estás hart@. Levamos tres anos encarando cada día unha mala noticia que á mañá seguinte é peor. Os 'gurús' financeiros din que en 2012 é posible unha nova recesión. Quen pode crer, entón, que todos os recortes que levan aplicando funcionan?


Temos motivos para facer do 15-O unha xornada histórica:

Porque queres traballo, non caridade. O traballo é un dereito. En España hai 4.226.744 de persoas desempregadas; no mundo, 205 millóns. Cun exército de parados e paradas, as empresas aproveitan a situación para pagar menos e ofrecer peores condicións laborais.

Porque te están a explotar. O 25,4% das persoas que traballan sofren precariedade. Máis de dous millóns sofren acoso nos seus postos e un total de 737 faleceron en accidente laboral en 2010.

Porque terás que pechar o teu negocio. Só as grandes empresas reciben financiamento, mentres se pechan os créditos ás PEME. Máis de 200.000 PEME pecharon e 350.000 autónomos cesaron a súa actividade dende que comezou a crise.

Porque non estudas para isto. Máis de 136.000 persoas cualificadas tiveron que emigrar ante a imposibilidade de encontrar traballo. O 46,5% das menores de 25 anos encóntrase no paro. Estannos a quitar as expectativas de futuro!

Porque a saúde non é un negocio. Os recortes comezaron. En Cataluña, un 30% menos de camas e un 40% menos de quirófanos. Consecuencia: soben as listas de espera nun 23%. Hai máis de 200.000 persoas sen cobertura sanitaria. O sistema público é bo e custa menos que os privados doutros países. Fose os mercadores dos hospitais!

Porque a educación é o mellor investimento. Os recortes en educación gústanlles porque os pobos ignorantes consumen máis e cuestionan menos. Este ano escolar, Madrid: 2.500 profesores menos e 14.000 alumnos máis.

Porque unha familia necesita unha casa. En propiedade ou en aluguer. Máis de 350.000 familias foron desafiuzadas dende que comezou a crise, pero terán que seguir pagando a súa hipoteca. Empresas e bancos especulan coa vivenda, que xa non é un dereito, senón un negocio. No mundo existen 100 millóns de persoas sen fogar.

Porque a Banca Siempre Gana. Lévanse a prezos de saldo as Caixas de Aforro despois de que se inxectaron máis de 20.000 millóns de todos os españois. Métennos na crise, reciben diñeiro barato e axudas públicas e repártense beneficios e retribucións escandalosas.

Rodrigo Rato gañará 10,15 millóns ao ano como executivo de Bankia.


Porque queremos recuperar a nosa soberanía. Os poderes financeiros provocan a crise da que están a obter espectaculares beneficios. Eses poderes marcan a folla de ruta dos gobernantes para impoñernos recortes. En España, os nosos responsables políticos reformaron a Constitución, con urxencia e sen transparencia, nun bochornoso exemplo de submisión.

Esiximos participación cidadá, satisfacción de necesidades esenciais e garantía efectiva de dereitos fundamentais.

Porque un sistema inxusto non se sostén. O 2% da poboación mundial posúe máis da metade da riqueza global mentres un terzo da poboación vive con 0,93 euros ao día. Mil millóns de persoas padecen desnutrición, na súa maioría mulleres e nenos. 884 millóns de persoas viven sen auga potable no mundo e 2600 millóns non contan cos servizos mínimos de saneamento. 1,3 millóns de persoas falecen cada ano pola contaminación atmosférica.


Isto non funciona!

Sal á rúa! Crea outro mundo!

Vémonos este sábado 15O ás 19h na praza da Catedral!





miércoles, 28 de septiembre de 2011

Presentación do proxecto de comedor social (venres 30)

Este venres día 30 de setembro, na sala Félix Rguez. Glez. da Área Panorámica (porta traseira) a asociación Espazo Aberto presentamos o noso proxecto de restaurante público para Tui.
Ademais, celebraremos a continuación unha nova asemblea dentro do movimento 15M, na que falaremos da manifestación mundial o 15 de outubro, un novo Banco de Tempo, a reforma constitucional e os recurtes sociais.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Chamamento para a cesión dun local para o comedor social

O proxecto do comedor social xa está en marcha. Temos o suministro de alimentos máis ou menos garantido e algún local decente mirado, pero preferiríamos conseguir un local cedido gratuitamente, como sucede noutras cidades (en Cangas, por exemplo, onde serven máis de 50 comidas diarias para facerse unha idea).

Por suposto, estamos abertos a calquera tipo de colaboración, estamos a reunirnos semanalmente, e, sobre todo, necesitaremos axuda na cociña nun futuro, cando empecemos a funcionar.
Estamos no email acampadatui@gmail.com , ou podedes deixar un comentario aquí, e tamén estaremos en Radio Tui falando do tema, en principio, o venres 16 ás 11h.